domingo, 22 de noviembre de 2009

Sunday Morning Birds.


18:10 de la tarde.
Tengo miedo de mirarle y ver sus ojos perdidos en la nada. No sé qué me asusta más: verle así o pensar qué hubiera pasado si hubiera sido capaz de entrar en aquel sitio.
No reacciona. Sigue ahí tirado y a mí me parte el corazón ver que lo que hago no sirve para nada.
Simplemente me queda esperar que ésto no dure mucho tiempo.
Me invaden unas horribles ganas de llorar, pero me contengo por el mero hecho de no empeorar esta absurda situación.
No sé que hacer. Oh, Dios, otro cigarro...o dos, o tres...o los que hagan falta para distraerme de todo esto.
Joder. Ni se mueve.
Está ahí tirado, como paralizado, únicamente moviendo los ojos para pestañear y el pecho para dejar entrar y salir el air en sus pulmones. No sé qué hacer.
Yo no puedo más con esto.
22:21 de la noche.
Buscando algo de fresco junto a estas escaleras metálicas mientras escucho algo de música deprimente.
Sigue todo igual.
Y yo... me siento tan... patética.

~Even the best fall down sometimes.
Even the worst words seem too right.

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