martes, 26 de julio de 2011

~ Baby, my heart's been breaking.


Qué duro es descubrir que allá donde está el placer también está el dolor.
Y es que a veces es tan fácil dejarse llevar...y no queremos asumir las consecuencias, aunque seamos conscientes de todo aquello que sucede.
Tal vez sea más fácil cerrar los ojos bien fuerte y desear que todo sea un sueño, aunque es una acción en vano, pues todos sabemos que, cuando volvamos a abrir los ojos, las cosas seguirán igual que cuando los cerramos.

Las cosas no son tan fáciles como a veces se nos presentan, detrás se esconde la complejidad característica de toda situación aparentemente simple.

Ojalá pudiera entender como funciona cada mente, cada acción, cada palabra, cada situación...lo que se esconde detrás de cada gesto y detrás de cada realidad pero, de nuevo, me veo carente de esa capacidad y eso me frustra.
A veces es tan grande ese afán de entender que lo único que hace es enervarnos, hacernos enloquecer, hacernos gritar, llorar, patalear... lo que sea.

Pero, de nuevo, me sumo dentro de la contradicción de mis propias palabra y es que, si todo fuera tan simple, las cosas no tendrían sentido alguno, se volvería todo rutinario, como todo aquello que ya conocemos.
Aunque me repatee monumentalmente el no entender y/o saber aquello que me resulta plenamente desconocido.

Dios, y todo esto sale por el pensamiento de que le echo de menos...
Tantas palabras liadas que equivalen a una simple frase de cuatro estúpidas palabras.
Pero qué más da, si ya nada es lo que es y nosotros, los de antes, ya no somos los mismos.
Y dentro de mí únicamente hay una batalla en la que ambos lados se echan las culpas los unos a los otros, aun siendo consciente de que todo esto ha sido únicamente por mi culpa...
A veces cuesta aprender de los errores, cuando los recordamos a casa segundo, con una sensación de dolor indescriptible.

Hoy por hoy, me queda el olor a él, que aún perdura donde estaba. Y mis recuerdos...
Preciosos y malditos recuerdos...